¿Ves ese planeta que flota, girando alrededor de esa estrella tan brillante? Sí, ese que parece una bola azul rodeada de una sustancia nebulosa y con trozos de tierra de diferentes aspectos y tamaños.
Acércate más, centra tu atención en un punto, al sureste de Florida y al norte de Cuba. Esas son las Bahamas. Si ya rondas esa zona, fíjate en el mar que rodea la isla y concéntrate. Vamos a enfocarnos en ese punto, en el mar, más allá de la superficie. No temas, puedes sumergirte sin problema. No te arrepentirás.
Allí, nadando libremente, me encontrarás a mí. Soy ese pez grande con rayas en mi cuerpo, como las de los tigres que viven en la tierra. Soy el que tiene cara de querer bronca y con pintas de ser de poco fiar, pero no te preocupes, eso es solo una percepción. En realidad, no tengo interés ninguno en hacerte daño, de hecho, más miedo te tengo yo a ti.
Deja que me presente, soy Lennox, y vivo aquí, en esta zona precisamente porque es un santuario para otros como yo, es decir, tiburones. Yo específicamente soy un tiburón tigre (por eso de las rayas en mi cuerpo).
No quiero robarte mucho tiempo, solo quería que me conocieras un poco mejor, pues parece que tu especie nos teme un poco —bastante.
No voy a fingir y decirte que soy inofensivo, pero no voy por allí atacando a personas solo porque mi boca esté cubierta de dos filas de dientes bien afilados. Como prácticamente de todo, pero la carne humana no está entre mis degustaciones. Yo y los míos (otros tiburones, vamos), nos encargamos de limpiar los océanos. Somos, de alguna manera, las aspiradoras del mar. Nos encargamos de deshacernos de animales muertos y de mantener el equilibrio del ecosistema en el mar. Algunos de nosotros no somos tan diferentes a ustedes en que nos reproducimos de forma vivípara. En mi caso no es así, pero a pesar de ser peces, algunas especies de tiburones nos reproducimos internamente (vivíparos y ovovivíparos).
El caso es que el miedo que ustedes han creado hacia nosotros, carece de fundación alguna.
No les pretendemos daño alguno, y en el caso de fatalidad por nuestras manos, suele ser por error.
El caso es que quería invitarte a mi mundo para que veas lo maravilloso que es y lo importante que somos para la salud de nuestros océanos y, por tanto, el Planeta.
Nos asusta que ustedes no nos entiendan y sigan matándonos sin reparo. Con la pesca, para quitarnos las aletas, para participar en competiciones de caza de tiburones… Aunque he de reconocer que hay algunos en su especie que nos protegen, que luchan por nosotros, que nos quitan los ganchos que algunos de nosotros acabamos mordiendo por la captura incidental, que nos tratan con respeto e, incluso, cariño.
Sólo pedimos eso. Respeto.
Espero que este corto viaje a nuestro mundo, a nuestra vida, te ayude a entendernos un poco mejor, pues esperamos que tras cientos de millones de años viviendo en este planeta, los próximos diez, veinte… cuarenta, no sean los últimos de nuestra existencia.
24 de julio, 2022
Leave a Reply